EL EXORCISMO DE EMILY ROSE
(REVIEW)
El director de una de las mas estimulantes secuelas de Hellraiser, "Inferno", se encarga de adaptar a la pantalla grande el caso real del exorcismo de Anneliese Michel, supuestamente poseída por el demonio y muerta por inanición en 1976. Los curas que se ocuparon del exorcismo fueron acusados de negligencia y juzgados por ello.
La película traslada el caso con algunas variaciones. Está inspirada en la realidad, pero, obviamente, no pretende ser fiel a los hechos con un estilo documental, sino que toma la historia y la convierte en un drama hollywoodiense de serie B que, incomprensiblemente, arrasó en la taquilla americana y, por consiguiente, ha tenido una masiva distribución en nuestro país (no conozco ninguna sala de mi ciudad en la que no tuvieran una copia).
El tema de los exorcismos sigue creando expectación y morbo entre el público, pero, cuando uno ve El exorcismo de Emily Rose, no está seguro de qué película está viendo. ¿Es un episodio de Expediente X?, ¿es un capítulo de La ley de Los Ángeles?, ¿es un telefilme de las sobremesas de Antena 3?... Quizás gracias a algunas actuaciones como la de la propia Emily (Jennifer Carpenter) o la de Laura Linney, se libre de entrar en una tercera categoría pero el mensaje proevangélico implícito en la carta de la mártir Emily, que, para más INRI (y nunca mejor dicho) intenta ser el clímax final de la película nos hace dudar de nuevo si la película es un artefacto propaandistico del vaticano . Y es que EEER no acaba de encontrar el tono. Es una correcta y entretenida película de juicios que intercala trozos de relatos de testigos a modo de flashbacks para acojonar al personal. Sus planteamientos, sin embargo, no pueden nunca tomarse en serio si su pretensión es la de crear la duda en el espectador pues no llega a quedar claro si realmente nosotros somos los poseedores de la verdad y deseosos de la victoria de los buenos. Para ello, no falta el perfil del fiscal acusador repulsivo y petulante y de la abogada defensora, la verdadera protagonista del filme. Por si estos clichés no fueran suficientes, hay curas, doctores y psicólogos representados de forma tópica. Tampoco se escatima en darnos señales para que entendamos que la posesión demoníaca es verdadera. Si bien pueden crearnos dudas las visiones de Emily, sus contorsiones o los estigmas en sus manos (a los que se les elimina el factor sobrenatural con una sencilla posible explicación), la exigencia a gritos de mostrar los efectos de la posesión hacen que no se pueda evitar hacer aparecer serpientes, caballos que se vuelven locos, crucifijos que se dan la vuelta, así como una voz infernal que brota de la garganta de Emily y de cuya fuente diabólica se supone que debemos dudar por causas fisiológicas (ciertamente sí, Max Cavalera o algún que otro cantante de trash metal han conseguido llegar a sonar tan consistentes como la pequeña y virginal Emily). No debemos olvidar tampoco que los supuestos ataques epilépticos de la niña también transforman sus pupilas en una enorme mancha negra.
En general, todo el tema del exorcismoes tratado con el uso y abuso de efectos de sonido y está planteado de forma bastante efectista. Tal vez sólo permitiéndonos escuchar las voces del casette en el que se grabaron los exorcismos, hubieran conseguido al mismo tiempo provocar más estremecimiento y duda en el espectador.A pesar de ello, la película entretiene, pero carece de cualquier aliciente que justifique su presencia masiva en las pantallas y no directamente en una estantería de videoclub.
La película traslada el caso con algunas variaciones. Está inspirada en la realidad, pero, obviamente, no pretende ser fiel a los hechos con un estilo documental, sino que toma la historia y la convierte en un drama hollywoodiense de serie B que, incomprensiblemente, arrasó en la taquilla americana y, por consiguiente, ha tenido una masiva distribución en nuestro país (no conozco ninguna sala de mi ciudad en la que no tuvieran una copia).
El tema de los exorcismos sigue creando expectación y morbo entre el público, pero, cuando uno ve El exorcismo de Emily Rose, no está seguro de qué película está viendo. ¿Es un episodio de Expediente X?, ¿es un capítulo de La ley de Los Ángeles?, ¿es un telefilme de las sobremesas de Antena 3?... Quizás gracias a algunas actuaciones como la de la propia Emily (Jennifer Carpenter) o la de Laura Linney, se libre de entrar en una tercera categoría pero el mensaje proevangélico implícito en la carta de la mártir Emily, que, para más INRI (y nunca mejor dicho) intenta ser el clímax final de la película nos hace dudar de nuevo si la película es un artefacto propaandistico del vaticano . Y es que EEER no acaba de encontrar el tono. Es una correcta y entretenida película de juicios que intercala trozos de relatos de testigos a modo de flashbacks para acojonar al personal. Sus planteamientos, sin embargo, no pueden nunca tomarse en serio si su pretensión es la de crear la duda en el espectador pues no llega a quedar claro si realmente nosotros somos los poseedores de la verdad y deseosos de la victoria de los buenos. Para ello, no falta el perfil del fiscal acusador repulsivo y petulante y de la abogada defensora, la verdadera protagonista del filme. Por si estos clichés no fueran suficientes, hay curas, doctores y psicólogos representados de forma tópica. Tampoco se escatima en darnos señales para que entendamos que la posesión demoníaca es verdadera. Si bien pueden crearnos dudas las visiones de Emily, sus contorsiones o los estigmas en sus manos (a los que se les elimina el factor sobrenatural con una sencilla posible explicación), la exigencia a gritos de mostrar los efectos de la posesión hacen que no se pueda evitar hacer aparecer serpientes, caballos que se vuelven locos, crucifijos que se dan la vuelta, así como una voz infernal que brota de la garganta de Emily y de cuya fuente diabólica se supone que debemos dudar por causas fisiológicas (ciertamente sí, Max Cavalera o algún que otro cantante de trash metal han conseguido llegar a sonar tan consistentes como la pequeña y virginal Emily). No debemos olvidar tampoco que los supuestos ataques epilépticos de la niña también transforman sus pupilas en una enorme mancha negra.
En general, todo el tema del exorcismoes tratado con el uso y abuso de efectos de sonido y está planteado de forma bastante efectista. Tal vez sólo permitiéndonos escuchar las voces del casette en el que se grabaron los exorcismos, hubieran conseguido al mismo tiempo provocar más estremecimiento y duda en el espectador.A pesar de ello, la película entretiene, pero carece de cualquier aliciente que justifique su presencia masiva en las pantallas y no directamente en una estantería de videoclub.
3 Comments:
Muy buena crítica, como siempre.
Estoy totalmente de acuerdo en lo de la cinta de cassette, de hecho pensaba que sólo mostrarian la espeluznante grabación en audio, y ya me preparaba para lo peor. Pero como bien dices la cagan no dejando al espectador que imagine o saque sus propias conclusiones.
Un saludo!
Completamente de acuerdo: hay pelis de terror que se estrenan directamente en DVD mucho mejores (y más terroríficas) que esta, que es una peli de juicios sin más.
Para mi gusto es malisima, no hay por donde cogerla. A mi me aburrio bastante
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