07 mayo 2013

THE LORDS OF SALEM (2012) (REVIEW)

Érase una vez, el cine de horror satánico. Quizás ese debiera haber sido ser el título de la nueva obra del muy irregular pero siempre sorprendente Rob Zombie. En su filmografía abunda la suciedad y un enfoque salvaje y seco hacia la violencia que generalmente ha colisionado con su siempre, casi subconsciente, subterráneo enfoque estilístico puramente visual. En este conflicto habitualmente  ganaba el pulso la parte más realista y visceral que, especialmente en su último triunvirato de películas, llamaban a las fases más vintage del slasher de los setenta o primeros ochenta. Si bien los delirios más plásticos del cantante ya se dejaban entrever en algunas secuencias de su Halloween II (2009) , era en su debut  donde realmente se postulaba como un esteta del horror, uno a tener en cuenta, aunque sin ningún poderío narrativo visto en momento alguno de su carrera.

En su última película , renuncia absolutamente al argumento, hilando con hebras de cristal una trama delgada e inconsistente para abrazar con una increíble seguridad en si mismo, la locura del delirio surrealista, el capricho onírico bien entendido y la forma sobre el contenido a la manera de grandes incomprendidos como Lucio Fulci, Ken Rusell, Rollin ,Franco... aquellos enfants terribles de aquel cine oscuro, donde la representación ultima de lo macabro generaba una inquietud simiente, a partir de las imágenes y no a través de la narración más clásica. Zombie no es ninguno de aquellos, desde luego, pero no puede ser más respetuoso con su manera de entender el cine, quizá no del gusto del espectador mayoritario, pero sin duda un factor demasiado olvidado en el panorama de secuelas, remakes, deconstrucciones y enumeraciones que sufre el cine de género de nuevo siglo.
The Lords of Salem es ante todo una vista atrás al cine de brujería y satánico inglés e italiano de la gran era de oro del fantástico europeo. No era difícil encontrarse con decenas y decenas de películas en las que se detallaba la venganza sobrenatural de una bruja quemada en tiempos de inquisición, que regresa para vengarse de los descendientes de sus verdugos. Apenas tímidos destellos de resurrección en los últimos tiempos como Silent Hill (2006) que, como ésta, debía mucho de su estética y argumento a la obra maestra pre-hammer Horror Hotel (1960). Aunque viendo el videoclip de la canción de Rob Zombie que inspiró el título pareciera que la película tomaría la ruta de  otra corriente, los procesos y torturas a brujas, con Witchfinder General (1968) a la cabeza, el enfoque es totalmente fantástico, y los flashbacks a la antigua Salem son  algo así como si el Bava de La máscara del Demonio(1960)  hubiera dirigido un remake de Haxan (1922) para La Tigon.
Con ese punto de partida, el inefable Zombie se dedica a completar un guión de no más de tres páginas, no muy distinto a la TV movie The Devonsville Terror (1983), con toda la imaginería que le apetece, sin rendir cuentas ante nadie. Ahí están los típicos y farragosos tratamientos de personajes, casi siempre lastrados por su obsesión exhibicionista y algunas filias que sólo le interesan a él, resultando fríos ,extraños e incluso innecesarios. Pero afortunadamente ni siquiera él mismo se preocupa en que éstos tengan peso en la trama ya que lo que cuenta es el viaje, la experiencia. Sería inútil encontrar referentes directos en su trama argumental porque no es más que un reciclaje arquetípico de la “trilogía de los apartamentos” de Polanski, aunque probablemente el director haya recuperado más del clásico oculto que es la Centinela (The Sentinel, 1977) que ya explotaba las implicaciones satánicas de sus precedentes.  Para los que no compren tan fácilmente las intenciones de Zombie, puede decirse que efectivamente, su empresa no es para todos los  gustos, que está claro que no estamos ante un Kubrick o un Jorodowsky, aunque el surco de su presencia es más un motivo de agradecer hoy por hoy. Con todo, Lords of Salem debería considerarse sencillamente, como una locura deliciosa y diferente, un exabrupto  satánico que recoge la esencia última del celuloide satánico, un Art House horror para los Multiplex a la manera que Tarantino pudiera recuperar la esencia de Kenneth Anger a través de, por ejemplo, Viaje Alucinante al fondo de la mente (Altered States, 1980).

30 octubre 2012

PSYCHO LOOSERS TOP TEN HALLOWEEN ADVICE

PSYCHO LOOSERS TOP TEN HALLOWEEN ADVICE

Las 10 películas para ver en Halloween que probablemente NO hayas visto y DEBERIAS. 

Psycho Loosers te trae el listado de pelis para ver en HALLOWEEN que quizá nadie te haya recomendado antes. Brujería, monstruos, cuentos oscuros , leyendas ancestrales, muertos vivientes, sangre, colores y niebla en el cementerio. Todo en las películas que nunca se te habría ocurrido ver este Halloween. Algunas las conoces, pero seguro que tus amigas no. Prepara la sesión más alucinante para esta noche de difuntos, con las luces apagadas y tu disfraz de criatura de la noche.

10-TRICK OR TREAT (Michael Dougherty, 2007)

Varias historias de terror ambientadas en la misma noche de Halloween. Espectros, muertos, licántropos, vampiros y psicópatas están sueltos en el vecindario. Pocas veces se ha captado tan bien el espíritu de Halloween en una película Moderna. Cada plano está lleno de detalles y estilizado para crear una atmósfera lúgubre y pesadillesca. Un título maldito que permaneció en el limbo de la distribución hasta su triste estreno directo a video. Una de las mejores antologías de Horror desde la clásica CreepShow de George A. Romero y Stephen King.




9- MAD MONSTER PARTY? (Julen Bass, 1967)

Una divertida Monster Mash de stop motion deliciosamente animado. Mucho mejor que una peli de Tim Burton con vampiros, hombres lobo y esqueletos que tocan en conjuntos de Rockanroll. El Dr Frankestein busca un sucesor para crear monstruos y todas las criaturas se reúnen en busca del puesto. Llena de Gags estraños y bizarros números musicales, en los que hasta el propio Boris Karloff tiene un papel estelar. Además, fue escrita por Harvey Kurztman, creador de la revista MAD y miembro del equipo original de los míticos cómics de La E.C. Jack Davis, dibujante estrella de aquella plantilla, diseñó las marionetas. Demuestra a tu cita Emo que todo no empezó con La novia cadaver y Pesadilla antes de Navidad.



8-TALES FROM THE DARKSIDE : TRICK OR TREAT (Episodio Piloto, 1983)

El primer episodio de la serie Tales From The Darkside (llamada en España Historias del más allá). Guionizado por el mismísimo George A. Romero, podría ser una historia más de su película CreepShow. Nos muestra que puede pasarte en la noche de Halloween si no te portas bien con los niños que hacen truco o trato. Una historia con la moralina típica de las historias de Tales from The Crypt en la que un viejo avaro (Interpretado por Barnard Hughes, el mítico abuelo de Jóvenes Ocultos) se encuentra con las puertas del infierno en su propia casa. Una pequeña historia que sentó el tono de Horror de una serie tan desconocida como escalofriante y divertida.




7- VIY (Georgi Kropachyov, Konstantin Yershov, 1967)

Adaptación rusa del Viejo Cuento de Nicolai Gogol El Viyi, fuente de inspiración del clásico Italiano La Máscara del Demonio. Una muy desconocida historia de terror en la que un joven sacerdote tiene que velar el cadáver de una joven, que realmente es una bruja, durante tres largas y oscuras noches. Los hechizos de la mujer son cada noche más tétricos y el joven Khoma debe aguantar todo tipo de apariciones en una férrea prueba de fe. Levitaciones, espectros, duendes, esqueletos y demonios en un climax demasiado alucinante para ser verdad. Más atmosférica, gótica y grotesca que sus coetáneas de La Hammer , con el sentido del humor típico de Gogol y deliciosos efectos artesanales.

 

6- THE HALLOWEEN TREE (Mario Piluso, 1993)

Guionizada narrada por Ray Bradbury, un especial de Halloween de animación pensado para niños. El espíritu de los Goonies en un recorrido por el imaginario de haloween en las diferentes culturas con atmósfera escalofriante, vampiros, muertos vivientes, mucho más atmosférico que la mayoría de películas de horror adultas que se hacen ahora. Educativa y Spooky, las animaciones poseen una belleza decadente propia de un cuento de Roald dahl, a la que se añade una banda sonora brillante, que adereza la sensación mágica del conjunto. Una visita obligada para ver en familia, con la garantía de que los padres la disfrutarán más que los pequeños.

5-IDLE HANDS (Rodman Flender ,1999)

Una comedia Splatter que debería ser un must de culto entre los que adoran el humor negro, la sangre y el Punk Rock en sus películas de horror favoritas. Imprescindible para una noche de Halloween con cervezas, hierba y amigos que como tú, odien la racha Teen de Slashers inanes que surgieron a partir de Scream. Más parecida a otras comedias gamberras como Cero en Conducta que a Destino Final, su protagonista, Devon Sawa borda aquí su papel de Looser fumeta, con nada menos que Seth Green o una Jovencita Jessica Alba como compañeros. A través de una trama clásica de mano endemoniada, el espiritu de Sam raimi se mezcla con el de los Ramones para dar un empujón espartano a lo peor de los 90.

4-THE MIDNIGHT HOUR (Jack Bender, 1985)

¿Quien no ama el video musical Thriller de Michael Jackson ? La manera más cool y hortera de mezclar los Zombies y la iconografía del mundo del horror en un cuarto de hora de coreografía Ghoul. No. The Midnight Hour no es tan guay como el mito de John Landis, pero es un especial de Halloween de una hora y media que recupera esa estúpida y nostágica sensación de volver a ver el cine de terror como un niño lo vería en los ochenta. Típica fiesta de disfraces, en la que el hechizo de una antigua bruja comienza a mezclar a las criaturas verdaderas con los chicos disfrazados. Cheerleaders, zombies y hombres lobo con banda sonora para bailar. Es de esas películas que sólo se pueden ver en Halloween, y hay que ver en Halloween.


3- I TRE VOLTI DELLA PAURA (1963)


Antes que la Británica Amicus comenzara a adaptar historietas de comics de Horror de la E.C. Italia había dado ya una de las mejores muestras de este formato con la antología de horror que nos ocupa. La primera historia, la menos “gótica” del pack es la típica historia en la que se basan leyendas urbanas relacionadas con llamadas telefónicas y asesinos. Es un ejercicio de suspense modélico, inspirador de las posteriores “cuando llama un extraño” o la propia Scream. La siguiente, “Los Wurdalack “es otro cuento ruso sobre vampiros, que nos prepara para “La gota de agua” escalofriante cuento moral en la tradición Amicus. Todas son un festín para los ojos, siendo el más purpúreo, estilizado y atmosférico trabajo de su director Mario Bava, de quien deberías haber visto al menos esto.

2-HALLOWEEN III : SEASON OF THE WITCH (1982)

Nuestra penúltima recomendación es la tercera parte de la conocida saga Halloween. Si, es probable que hayas leído que es la única en la que no aparece el célebre asesino Michael Myers. De hecho la trama no tiene nada que ver, sino que Carpenter pensó en hacer una serie de historias basadas en dicha noche en las que lo sobrenatural y el espíritu del Samhain se manifiestan de distintas formas. En la que nos ocupa, se trata de una diabólica conspiración en la que unas extrañas máscaras de Truco o trato se apoderan de los niños. Con todo, es la más parecida en estilo y forma a cualquier película de Carpenter, tanto que parece dirigida por el mismo. Oscura, misteriosa y escalofriante. No podrás olvidar la canción infantil que activa el hechizo.

1-NIGHT OF THE CREEPS (1986)

 Nunca podremos dejar de recomendar El terror llama a su puerta. No está entre las películas basadas en la noche de Halloween de esta lista pero contiene todo y más de lo que necesita la película perfecta para esta noche. Una amalgama de referencias de horror de los 50 pasadas por el túrmix adolescente de los ochenta, con baile de graduación, babosas del espacio, muertos vivientes, gore, comedia, horror, e incluso Dick Miller. Una de las inspiraciones para Braindead y , para Psycho Loosers, mejor que la saga Evil Dead. El personaje del Sheriff es la creación más macarra del mítico Tom Atkins y la combinación de teen comedy con zombies ha sido imitada en Películas como Slither o Dance of the Dead. Imprescindible.


26 marzo 2010

EL LIBRO DE ELI
(REVIEW)
La evolución de blockbuster norteamericano desde los noventa parece haber seguido una relación simbiótica con el desarrollo de los efectos especiales, centrándose cada vez más en una serie de secuencias de espectáculo puro hilvanadas mediante una muy delgada línea argumental. Los tiempos en los que se llegaba a pagar un millón de dólares por un buen guión o una buena historia cambiaron por otros nuevos donde se buscaba el más difícil todavía y la técnica buscaba el entretenimiento a través de la acción combinada con diálogos en dosis más o menos regulares. Sin embargo, empiezan a abundar ejemplos de cine que, como El libro de Eli, ni siquiera logran administrar bien la acción, confiando en una capacidad narrativa que no llega a los estándares básicos para aguantar su visionado durante dos interminables horas.
Los primeros planos, con su color crudo y fotografía quemada, crean la impresión de estar ante una posible versión en clave serie B (aunque con un presupuesto cuatro veces mayor) de La carretera (The Road, 2009), con un inicio que muestra el mismo tipo de paisajes desolados y habitantes solitarios, peligrosos y sin escrúpulos. Pronto, el escenario cambia los vastos derrubios desolados por una pequeña población que intenta reiniciar una civilización con reglas y el nuevo orden del villano de turno, un Gary Oldman en modo “cara de conde rumano”, que recuerda demasiado a situaciones vistas en post-apocalipsis de siempre como Mad Max III (Mad Max Beyond the Thunderdome, 1986) o de la última década como Doomsday (Doomsday, 2008) o La tierra de los muertos vivientes (Land of the Dead, 2005) (1).Terminado el primer acto de la película, la discreta acción se ve relegada a escenas aisladas que intentan mantener el interés en un tedioso rifirrafe pseudo-filosófico de risible guión. Sin desmerecer los trabajos de los actores principales, en especial el siempre correcto Washington, la película roza los límites de la idiotez en sus incongruencias de argumento (que el guionista nos diga qué marca de Ipod usa el protagonista treinta años después del holocausto), y es tan pobre e impostada en su estética que incluso una explotation italiana de los ochenta resulta más genuina y, evidentemente, mucho más divertida. No es menos plomiza e innecesaria la exploración sobre la religión que ofrecen los hermanos Hughes. Todo ello lastrado por una duración excesiva, con diversos anticlímax que se adivinan a la legua a pesar de su tramposo desarrollo. Lo más interesante se resume en el misterio que rodea al personaje de Eli, cuya única misión es portar una Biblia hacia el oeste del país. El punto de partida es idéntico al del cómic Sólo un peregrino (Just a Pilgrim, 2001-2002), de Garth Ennis, con un personaje errante y solitario que porta una Biblia mientras camina por una tierra quemada por el sol. No hace falta esperar hasta el final para reconocer la inspiración en el popular personaje japonés Zatoichi, que también sirvió de base para crear al héroe de Furia ciega (Blind Fury, 1989). Ni siquiera los tímidos coqueteos con el western logran alejar el producto de la medianía y el ocasional aburrimiento, salvo quizás esa tronchante comunidad de beatnicks que El libro de Eli se guarda bajo la manga, sazonando todo con una solemnidad envidiable en su desvergonzada desfachatez.

Notas:


(1) Una conversación entre el personaje interpretado por Gary Oldman y Denzel Washington copia frases del diálogo entre el villano Kauffman y Riley en la infravalorada cinta de Romero. En la película de Marshall, un oscuro Malcolm MacDowell reina en una civilización que imita la Edad Media. Curiosamente, aquí interpreta un personaje con la misma entidad pero en el “bando” opuesto.

26 febrero 2010

SHUTTER ISLAND
(REVIEW)
El virtuosismo no consiste en demostrar el dominio y la capacidad para ejecutar una pieza cinematográfica. El virtuosismo es realizar un trabajo de forma profesional y en el camino, silenciosamente, señalar los billetes para que la marca quede impresa durante su vida útil. Sutther Island es una modélica adaptación cinematográfica que se atreve a ir más allá de lo que la novela original puede albergar. Aunque la historia esté plasmada más o menos tal cual, la película es un animal muy distinto. Ofrece una visión poliédrica de un texto más obtuso gracias a sus imágenes ambiguas que permiten al espectador juzgar por sí mismo lo que ha visto, dejando tanto espacio para la interpretación como una película de Jacques Tourneur o Mark Robson. Es en la multi-referencia cinematográfica donde Martin Scorsese se ha permitido dar rienda suelta a su cinefilia. La historia es jugosa, y el director se divierte creando atmósferas góticas a lo Charlotte Bronte, se recrea en la tormenta de incógnitas y suspense de Alfred Hitchcock, y convierte a Leonardo Dicaprio en un Jack Nicholson interpretando Alguien voló sobre el nido del doctor Caligari. Podría ser esperable que la película fuera un trabajo menor en la filmografía del neoyorquino, ya que su coqueteo con el fantástico y la serie B pudiera ser tomado como una diversión culpable. Pero Scorsese demuestra su conocimiento de la verdadera serie B, la de maestros como Val Lewton, y convierte aquella máxima en la tuerca principal de la odisea sin salida en la que acaba convirtiéndose el largometraje. Los fotogramas navegan entre tonos azulados y húmedos y los más cálidos en los momentos con fuego o determinados recuerdos. La fotografía y diseño de producción contribuyen a la sensación de claustrofobia que acaricia la quimera de Teddy Daniels. Todos los elementos contribuyen a crear un estado de volatilidad constante, donde el plano psicológico permeabiliza lo real y la banda sonora, muy reseñable, nos acompaña en el tortuoso camino hacia los laberintos de la locura.
Shutter Island es un trhiller vibrante que juega al despiste. Bajo su impecable formato, va incorporando a la trama pequeños anexos que crean cierta perplejidad, se acumulan demasiados elementos y los giros y flashbacks no acaban de llevar a ninguna parte. Una lectura simplista de la resolución final de la compleja trama puede crear la ilusión de que los logros almacenados durante el asfixiante viaje se echan por tierra en unos minutos. Pero precisamente, hasta ese momento no nos damos cuenta de que esa no era la película que pensábamos estar viendo, y es posteriormente cuando cobran sentido todos los detalles e inconsistencias. Puede resultar un desarrollo capcioso, pero la realidad es que cada pequeño gesto es una pista, y logra que la película deje huella dentro de la confusión. Es tan denso el poso que resulta imprescindible un segundo (o tercer) visionado.

26 diciembre 2009

BIENVENIDOS A ZOMBIELAND
(REVIEW)
Que el cine zombi ha conquistado el mainstream es una realidad más que palpable en la primera década del nuevo milenio; si bien ha vivido un resurgir de oro en la mitad de ésta, en producciones como Zombieland no se vislumbran síntomas de decadencia. Y es que el debut de Ruben Fleisher entra de lleno en los cánones de la comedia norteamericana más tradicional, aquella donde no es raro ver a algún cómico del Saturday Night Live haciendo cameos, llevándola a terrenos romerianos con un presupuesto holgado, visualmente impecable. Entre toda la avalancha de cine sobre o con muertos vivientes de estos años no faltan las comedias y parodias que, como Zombie Party (Shaun of the Dead, 2004) o Slither – La plaga (Slither, 2006), diluyen el horror implícito del contenido con una fórmula plagada de sarcasmo y diversión. En esta producción, la Norteamérica post-apocalíptica y sus muertos se combinan con historias de amor adolescente y perdedores simpáticos, la cinefilia y los guiños con la acción y el gore. Una mezcla no demasiado original, pero que resulta plenamente satisfactoria al convertirse un espectáculo vertiginoso con una historia sencilla que fulmina su metraje en un abrir y cerrar de ojos. Ante la saturación de títulos sobre muertos vivientes del último lustro, Zombieland logra bordear alguno de los convencionalismos más trillados, ofreciendo una road movie que se sostiene en un guión más mimado de lo que se acostumbra a ver en este tipo de cintas. Los personajes son el acento de la historia y los muertos pasan a segundo plano en casi todo el eje central de los acontecimientos, aunque no faltan planos sangrientos, mala baba y zombis viscosos y amenazantes para satisfacer la demanda de los amantes del género. El debut de Ruben Fleischer en la pantalla grande fortalece la figura del zombi como icono de la cultura popular del siglo XXI. La película presenta un mundo colapsado que se asocia de forma inequívoca al muerto viviente. Este escenario está reinventado en videojuegos, cómics, best-sellers y relatos que no cesan de aparecer en el mercado y han elevado al muerto viviente a la categoría pop que tuvieron, por ejemplo, las criaturas de la Universal en los años 30. La diferencia de Zombieland con otros cocktails de géneros de su especie es que presupone el conocimiento de ciertos clichés por el espectador para jugar con ellos e inventar ciertas reglas, como si de un juego de rol se tratase. Porque en Zombieland todo lo que hace que una película gane fama de Serie B está tratado no sólo con los medios de una Serie A, sino con la agilidad de montaje y aspecto de una teen movie al uso, recursos musicales que componen pequeños videoclips (empezando con la secuencia de títulos de crédito, una pequeña maravilla) y una dirección que muestra la poca intención de Fleischer de convertirse en el nuevo realizador splattspic de moda. En el fondo, sus pasos parecen guiarle tras gamberros como John Landis o Harold Ramis, cuyos picoteos con el fantástico eran tan geniales como puntuales.

01 diciembre 2009

PARANORMAL ACTIVITY
(REVIEW)
Las teorías sobre la llegada de la posmodernidad al cine de horror han fecundado diversas divagaciones en torno a la efectividad de la falta de medios, los méritos de la publicidad viral o la importancia de internet en el devenir en las taquillas de pequeñas producciones que en principio no tienen nada que perder. Hay algo romántico en estas milagrosas historias de independientes que periódicamente se enfrentan a grandes artefactos de estudio como David contra Goliath, venciendo, demostrando, complaciendo a quienes pretenden aclarar que una película no necesita de grandes presupuestos para atraer a la gran masa que desea ser asustada y entretenida por el mismo precio de la tercera parte de la última multimillonaria saga de moda.
Centrándose en el éxito de público en relación a su presupuesto, Paranormal Activity figura como el mejor ejemplo de cómo una película que renuncia a los mecanismos básicos que sostienen el Séptimo Arte (montaje, guión, fotografía...) puede convertirse en un fenómeno numérico y en una película en la que el boca-oreja genera una obligación ficticia para con el potencial espectador, que siente una curiosidad brutal por ver lo que sucede en esos misteriosos fotogramas azulados que muestran los tráileres de otra cinta que explota el aspecto documental para desarrollar una trama vista otras muchas veces.
Sin entrar a comparar con recientes éxitos del mismo calibre, se puede afrontar esta nueva muestra de terror documental como el equivalente al cine de poltergeist como [REC] (2007) lo pudiera ser al de zombies o Monstruoso (Cloverfield, 2007) al kaiju eiga. Mucho más rentable que éstas, Paranormal Activity se benefició del sistema de marketing que depuraron las anteriores, siendo casi imposible valorar el fenómeno de las rentables videoproducciones sin que se las asocie a un gran diseño publicitario. Pero, lejos de los números, los datos y la recomendación de su visionado por el vecino del tercero o la peluquera de turno, cabe preguntarse qué hay detrás del ruido y las páginas de los foros. Más allá del cómo, en el celuloide queda el relato de una pareja que decide dejar constancia del asedio que sufre por parte de alguna entidad demoníaca, que se manifiesta de forma más o menos violenta en su propia casa. Nada nuevo ni original, salvo por su calculado desarrollo climático que satura la narración con episodios nocturnos en la habitación de los protagonistas. Una idea narrativa con aspiraciones a un “menos es más”, que en esta ocasión genera cierta sensación de tedio en su narrativa auto-especular, donde el juego de las cinco diferencias sobre un mismo plano se eterniza con minúsculos sucesos que, si bien consiguen inquietar, se apoyan en una demasiado adocenada serie de excusas entre escena y escena que pretenden apoyar la progresión y virulencia de los ataques con un trasfondo ocultista que aporta poco y abre demasiadas líneas sin final.
La mirada naturalista del día a día de una pareja como cualquier otra es creíble pero endeble, tan realista como poco excitante, pero funciona en la mayor parte del metraje, tanto como elemento de aproximación como propia excusa para el formato. No son pocos los logros de una película como Paranormal Activity. Asusta y logra crear tensión en su irregular y excesivo metraje, pero no supone ningún avance en el manejo de los engranajes del suspense ni se erigirá en abanderada del nuevo cine de terror. No entraremos a juzgar si el hype está justificado o no, es sólo otra muestra de ese celuloide crudo que recurre a la vena hiperrealista para conseguir inmutar al espectador.

17 octubre 2009

CARRIERS(INFECTADOS)
REVIEW
En plena eclosión de la gripe A vivimos una auténtica pandemia de infectados, zombis, contagiados y otras variantes que copan las pantallas como única alternativa original a los constantes remakes de películas de género. La década que agoniza se confirmará como la era del “Horror Vírico”, y conforme proliferan las muestras de este género, el escenario donde tiene lugar sus historias se muestra más post-apocalíptico. El monstruo de esta década, como en los ochenta, vuelve a ser el muerto viviente, pero en su versión de ser enfermo, como medio de transmisión de la peste. Infectados deja de lado al zombi para crear un monstruo de la misma familia: el portador. Su característica principal es que no presenta un peligro de forma directa, sino que es el medio, la vía que permite que la muerte se propague. Lo más peligroso de estos Infectados es su capacidad de crear sentimientos de compasión en la persona sana y su facilidad para contaminar a otros seres humanos. La película de los hermanos Pastor intenta explotar las implicaciones dramáticas del contagio a través de las relaciones personales de los supervivientes y sus reacciones ante la infección de un ser querido. El peligro crea ciertas reglas para sobrevivir, y el guión se centra en seguir como éstas se cumplen o se obvian según las situaciones. En realidad es una road movie poco accidentada que acaba resultando un viaje demasiado plano, ya que, pese a la eficacia de algunos actores, nunca logramos implicarnos con esos personajes tan lejanos y algo prefabricados. Esto, junto a una iluminación y empaque muy del gusto de Hollywood, la convierte en un extraño híbrido que no acaba de encontrar su foco.
Infectados es una versión seria de Cabin Fever (2002) o The Ruins (2008), cambiando sus emplazamientos por una autopista, y La carretera (2007) es una versión seria de esta misma película, que sugiere que los hermanos Pastor leyeron la novela de McCarthy, publicada en 2006, antes de comenzar el guión. Falta de originalidad aparte, la película está bien facturada, quizás el look americano enmascara aún más esa tendencia al drama que no ayuda a definir los sustos baratos como sombras que cruzan el plano a toda velocidad. Un viejo truco incomprensible si hablamos de unos portadores sin ánimos homicidas. Pequeñas incongruencias aparte, el resultado final es una película con buenas intenciones pero que resulta perjudicada por un enfoque un tanto equivocado al tema que no sabe definirse entre el drama y la pura película de género, cuyos personajes parecen salidos de una serie juvenil y no poseen la profundidad que los autores pretenden hacer parecer.