
(REVIEW)

El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Proyect, 1999), fue una especie de reactivo para el cine de terror de los años noventa. Surgido durante una década llena de películas ligeras y dirigidas al público adolescente, el falso documental de Myrick y Sánchez continuó la estela de la tremenda Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980) e hizo uso de un nuevo arma cinematográfica: el marketing viral de internet, o cómo una película de presupuesto mínimo puede hacerse de oro gracias al boca a boca. Pese a su éxito demencial en las taquillas, la película en sí resultaba terrorífica y aburrida a partes iguales, y su supuesto postmodernismo no dejaba cabida al desarrollo de un guión eficaz en beneficio de la verosimilitud. Tras la resurrección financiera del género y la actual época de remakes de horror, aquella película comienza poco a poco a dejar notar su influencia en el género de horror. Tras un lapso de casi una década nos encontramos con películas como la anunciada Cloverfield (2008) de J. J. Abrahams, que mezcla los ataques de monstruos tipo Godzilla con el punto de vista en primera persona. El subgénero zombie vuelve con tres aportaciones: El diario de los muertos (Diary of the Dead, 2007) de George Romero, The Zombie Diaries (2007) y la española [REC] (2007). La cinta de Romero utiliza el formato subjetivo de forma circunstancial, sólo para provocar inmediatez, no descuida en ningún momento la cualidad cinematográfica clásica y propone un guión elaborado que no deja sitio a la total verosimilitud. [REC], sin embargo, propone un viaje puramente centrado en el realismo a través del formato televisivo de programas de telerrealidad.




(1) Curiosamente, están rodados con cámara de infrarrojos, como en el clímax de otro acercamiento al tema de los infectados de otro español, 28 semanas después (28 Weeks Later, 2007).